La noche de San Juan o también llamada Nit de Sant Joan se festeja en toda España en la víspera del 24 de Junio. Hoy te vamos a contar las celebraciones en Barcelona
La verbena de San Juan es una fiesta que se celebra por todo el país con formas muy diferentes. En Barcelona, es una celebración popular que cada uno vive a su manera, con encuentros vecinales, familiares o de amistades para cenar, tocar música y encender hogueras.
El 23 de junio por la tarde la llama del Canigó llega a la plaza de Sant Jaume, donde es recibida por las autoridades municipales, el Àliga de la Ciudad y los Gigantes de la Ciudad, mientras suena la canción «Muntanyes del Canigó». Acto seguido, los representantes de cada barrio recogen el fuego que encenderá las hogueras de toda la ciudad.
Con el encendido de las hogueras empiezan las verbenas en las plazas y calles de los barrios barceloneses y, paralelamente, las cenas populares, espectáculos pirotécnicos, bailes y mucho jolgorio hasta la madrugada.
Motivo – ¿Qué se festeja?
La noche del 23 de junio, verbena de San Juan, es una noche mágica en la que se celebra el solsticio de verano, con dos días de retraso. Es una celebración que la Iglesia Católica hace coincidir con la fecha de nacimiento de san Juan Bautista y que se ha convertido en una fiesta con elementos y costumbres muy marcadas y simbólicas: el fuego purificador, los baños de medianoche, las hierbas de san Juan, las canciones, el baile o las curaciones y otros rituales mágicos.
Orígenes
El origen de la celebración de la noche de San Juan es pagano y forma parte del grupo de fiestas solsticiales, como Navidad. Con una tradición que se remonta a mucho antes de la implantación de cristianismo, es un culto al sol, al alargamiento del día, por la llegada del solsticio de verano.
La fiesta de la noche de San Juan en la ciudad de Barcelona es muy antigua, sobre todo con la presencia central de las hogueras, porque es una creencia común que las llamas alejan y asustan a los malos espíritus que campan durante esta noche. De hecho, en el siglo XVIII ya se dictaron leyes que pretendían poner freno a los fuegos artificiales y a las hogueras dentro de la ciudad, lo que hace suponer que entonces la tradición ya estaba muy asentada. Pero la fiesta se ha mantenido hasta hoy pese a las prohibiciones y las restricciones durante el siglo XX.